El bruxismo es una de las enfermedades que debe diagnosticarse antes de colocar un implante dental, ya que puede provocar complicaciones mecánicas y poner en riesgo las piezas dentales.
Las prótesis en los bruxistas tienen un porcentaje de falla mayor que en los no bruxistas. Por tanto, se podría sugerir que el bruxismo es un factor que causa complicaciones técnicas y biológicas y juega un papel importante en la falla del implante dental.
Esta patología se relaciona con el estrés y la ansiedad, produce un impacto continuo en los dientes e implantes dentales que puede causar la fractura en la pieza dental o incluso la falla de los mismos. De hecho, entre el 30 y el 50 por ciento de la población mundial, adolescente y adulta, padece bruxismo según datos de la sección odontológica de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En cuanto a los síntomas, es habitual que pasen años hasta que el paciente acude al dentista, ya que no es consciente de que lo es, hasta que alguien del entorno oye el rechinar de dientes, se detectan desgastes en los dientes o implantes, comienzan los dolores o la mandíbula se bloquea.
El paciente también suele tener mucha sensibilidad dental porque se erosiona el esmalte y queda expuesta la dentina que tiene sensibilidad a los estímulos térmicos y mecánicos.
Asimismo pueden aparecer otros síntomas como dolor en la mandíbula, en los oídos o cefalea, trastornos del sueño e incluso bloqueos o disminución de la apertura bucal, hay pacientes que se quedan con la boca abierta sin poderla ni abrir ni cerrar.
Sin embargo, con una exploración clínica y un estudio radiológico se puede confirmar el diagnóstico y tratar de solucionarlo, sobre todo si se va a realizar un implante dental.
Además, una vez diagnosticado este trastorno se suele recomendar el uso de una férula de descarga que puede ser utilizada durante la noche. Este tipo de tratamiento ha demostrado ser eficaz para devolver la calidad de vida al paciente y sobretodo garantizar una mejor permanencia y estado del implante dental.